lunes, 17 de noviembre de 2008

Lectura nº3: Manuel Sacristán: “¿Qué es una concepción del mundo?”, en F.Engels: Antidüring. Grijalbo

El problema que se tratará en todo el texto será la concepción del mundo, definida como una serie de principios que dan razón de la conducta de un sujeto. Esto se produce cotidianamente ya que diariamente observamos hechos de la naturaleza tomados como particularidades de las relaciones entre los hombres, los cuales poseen una consciencia de la vida cotidiana que puede interpretarse en términos de principio o creencias, muchas veces implícitas.
Estos principios están arraigados en la cultura de la sociedad en que viven. Y esta cultura posee un conjunto de afirmaciones acerca de la naturaleza del mundo físico y de la vida, y un código sobre la conducta.
El autor desglosa la concepción del mundo en un parte contemplativa relacionada a su vez con una parte práctica (sistema de juicios de valor) que se unen a través de cuestiones tales como existencia o inexistencia de un principio ideal o espiritual que sea causa del mundo.
Por otra parte en su formulación explícita se ve una dificultad, que no permite indagar sobre la concepción del mundo, realmente actual , que se encuentra en la cultura de una sociedad ya que esta concepción se suele tomar como un reflejo de la realidad social y natural vivida.
En el “Anti-Dühring” se explica la concepción del mundo en relación con el conocimiento científico positivo donde se ofrece un estudio sobre los aspectos formales de ambos.
Las concepciones del mundo muestran puntas concentradas y conscientes en términos de un sistema filosófico (característico del s.XIX), también llamado filosofía sistemática que intentará salvar su originalidad en defender que sus verdades son superiores a las de toda ciencia, al verse arrebatar un campo tras otro por las ciencias positivas. Platón y Hegel serán los máximos representantes de este tipo de filosofía dentro de la cual, la concepción del mundo pretende ser un saber, un conocimiento del mundo y tener la misma positividad que el de la ciencia. Este tipo de filosofía fracasará a mediados del s.XIX. Hegel será para Engels el anti-dühring, posicionándolo como un aborto colosal pero el último en su género. La causa principal de este fracasó será la consciente naturaleza del conocimiento científico positivo durante la Edad Moderna. Dicho conocimiento será intersubjetivo (estará caracterizado para ser entendido por todas las personas apropiadamente preparadas para su formulación) y estará apto para permitir provisiones exactas en base a conceptos artificiales.
Estos rasgos propios del conocimiento científico-positivo (que irá destronando a esta filosofía) darán al hombre una seguridad y rendimiento considerables.
Las concepciones del mundo carecen de estos rasgos porque estas contienen esencialmente afirmaciones sobre cuestiones no resolubles por el método del conocimiento positivo. Estas cuestiones serán la verificación y falsación empírica y la argumentación analítica.
Estos rasgos permiten una concepción del mundo en la que se considere la ciencia como único cuerpo de conocimiento real donde se encuentra visiblemente por delante y detrás de la investigación positiva. Por delante, ya que ofrecerán una visión global de la realidad, concepción del mundo que motiva la investigación positiva misma. Y por detrás, ya que intentará construirse de acuerdo a la marcha y resultados de la investigación.
Esta concepción del mundo será la inspiradora de la ciencia, inspiración que se produce continuamente en mezcolanza con las necesidades internas, dialéctico-formales de ésta. Pero debemos alertar que se corre el riesgo de que el científico se someta subconscientemente a la concepción del mundo actual en su sociedad, por tanto, debemos mantener siempre la distinción entre conocimiento positivo y concepción del mundo.

CONCEPCION MARXISTA DEL MUNDO
Llamada por Engels, como la concepción comunista. Ofrece una concepción materialista y dialéctica del mundo que aspira a terminar la ofuscación de la consciencia y los factores idealizados en la conducta humana. Trata de ser explícita en todos sus extremos poniendo por ejemplo que si liberamos la consciencia se libera también la práctica. Esta nueva concepción no considera sus elementos explícitos como un sistema de saber superior al positivo, ya que según Engels no se puede razonar este nuevo materialismo como una filosofía, sino como una concepción del mundo que se sostiene en las ciencias reales.
A partir de ahora la filosofía se entenderá como un nivel del pensamiento científico en la que se confía en la inspiración del propio investigador y la reflexión sobre su marcha y sus resultados.
La ciencia real será su punto de partida y de llegada dado que esa concepción del mundo sólo quiere explicitar la motivación de la ciencia misma.
Esta motivación se corresponde con el inmanentismo: que se basa en que la explicación de los fenómenos debe buscarse en otros fenómenos en el mundo y no en instancias ajenas o superiores al mundo. Este principio tiene como base el conocimiento científico y perdería todo su sentido si tuviera que admitir la acción de causas no-naturales.
La concepción marxista del mundo se basa en:
1) Materialismo: “el mundo debe explicarse por sí mismo.”
2) Principio de la dialéctica (estudia las limitaciones en el hacer científico)

La ciencia positiva realiza el principio del materialismo a través de un método analítico-reductivo que consiste en la reducción analítica de las formaciones complejas y determinadas en términos cualitativos a factores menos complejos y más homogéneos con tendencia a centrarse en lo esencial de las relaciones cuantitativas (vacías formalmente).
El éxito de este análisis está compuesto por dos partes:
1) Reducción de fenómenos complejos a ideas más básicas y uniformes que facilitan el planteamiento de preguntas exactas a la naturaleza.
2) Permite a la larga la creación de conceptos adecuados.

Los conceptos de la ciencia que se basan en este análisis son permanentemente generales y su lugar esta enunciado en las leyes. Con este conocimiento se pierde la parte de lo concreto ya que se origina una individualización de las concepciones.
La ciencia positiva ofrece totalidades concretas, “la verdad es el todo”.
La concepción del mundo tiene que dar de sí una determinada comprensión de las totalidades concretas. Quiere tratar de entender aquello que la ciencia positiva no puede.
Por otra parte, y ya acabando, el autor nos aclara la dialéctica-materialista, que se encarga de recobrar lo concreto sin hacer intervenir más datos que los materialistas del análisis reductivo. Por tanto sacamos la conclusión de que “el alma del marxismo es la situación concreta”. Pretende entender la individual situación concreta sin necesitar más componentes que los resultados de la abstracción y el análisis reductivo- científico.
Con esto deja claro cual es el nivel o el universo del discurso —que se corresponde al nivel de las concreciones o totalidades que son ante todo los individuos vivientes y las situaciones concretas, los presentes históricos localmente delimitados.
En conclusión, el universo como conjunto no puede especularse solamente en expresiones científico-positivas sino, en términos dialécticos, sobre la base de los resultados de dicho análisis.

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